¿Hasta qué punto somos todavía herederos de la civilización romana?

Mucho ha llovido desde entonces y cuesta discernir qué es romano en nosotros y qué no lo es. Sin lugar a dudas, 20 siglos pesan mucho, y lo que en su día fue un proceso irreversible de aculturación, en que los hispanos pasamos a ser ciudadanos romanos de primera, con todos sus condicionantes, bien podría ser hoy un simple recuerdo.

 

 

 

¿Qué queda de Roma hoy en día? ¿La lengua?

Bueno, una cosa clara es que nuestra lengua (o nuestras lenguas) son herederas de la latina. Evidentemente, por enmedio ha habido muchos cambios y alteraciones del original; por ejemplo, el Divino Julio nunca... habría pronunciado su nombre con un sonido tan agresivo como nuestra muy castiza Jota, sino con el más musical {iulio}.

Por otro lado, nuestros nunca reconocidos 700 años musulmanes (lo de la Reconquista estuvo bien durante un tiempo, pero ahora somos mayores y ya no creemos más en los Reyes Magos), también han dejado una huella indeleble en vocabulario (palabras tan útiles como almendra, alcantarilla o acequia son de origen árabe), toponimia (Benicarló, Benicàssim, Benifayet), o directamente, sobre nuestro conocimiento de las fuentes clásicas.

Por no hablar de las influencias de otras lenguas europeas más recientes, como el inglés o en un pasado reciente, el francés…

… con lo cual, volvemos al tema anterior: ¿Nos queda una lengua básicamente hereditaria del latín? ¿o está esta tan maleada que lo que nos queda es simplemente parte del vocabulario, trocitos de la sintaxis y algún atisbo de su gramática?

¿O quizás es que somos todavía étnicamente romanos?

Pues esto lo tengo todavía menos claro… Cuando los romanos llegaron a Hispania/ Iberia en el 218 aC se encontraron lo mismo que púnicos y foceos entre 4 y 6 siglos antes: Una población no muy numerosa, pero sí bien establecida de poblaciones de varios tipos bien diferenciados: Los Iberos, los Celtas, los Lusitanos, los Pueblos del Norte, etc… Si bien el influjo cultural de las diversas oleadas de colonizadores fue notable, el número de “visitantes” dudo que lo fuera. Esto aplica sin lugar a dudas en el caso de cartagineses y griegos, y me temo que es extrapolable en el caso de romanos. Es decir, tras su paso por la Península, seguíamos siendo básicamente Iberos, Celtas y Lusitanos…

... con matices: La creación de una auténtica red de comunicaciones en la Península debió conllevar por fuerza una mayor relación entre comunidades, y ya se sabe, “el roce hace el cariño”. Lo que antes de la llegada de los romanos era una multitud de poblaciones, étnica, lingüística y genéticamente separadas, debió pasar a ser una masa más homogénea de población. Pero volvemos a lo mismo… ¿cuántos romanos llegaron y se mezclaron con la población local? Me temo que no suficientes como para que podamos afirmar con rotundidad que tenemos el mismo sustrato étnico… parecido, quizás…

[Actualización posterior: Es cierto que se licenciaron tropas en Hispania, otorgándoseles tierras para asentarse. También hubo acuartelamientos estables, como en León (de ahí su nombre), y ya se sabe que los soldados son dados a … Sin embargo, cabe considerar que estas tropas debían tener una procedencia muy diversa, con lo que el aporte de población no debió ser ni homogéneo ni puramente latino]

No quiero centrarme sólo en la comparación con nuestro pasado musulmán, por que también hemos sido (en todo o en parte) visigodos, bizantinos, francos, franceses, y si nos llegamos a despistar, incluso alemanes, pero me dá en la nariz que la aportación en términos de población de las poblaciones del Magreb ha sido a lo largo de los siglos más importante que la proviniente de la Península italiana. Cabe recordar que parte del ADN peninsular (permitidme la burda simplificación, que otro día explicaré en más detalle), incorpora rasgos de poblaciones del Norte de Africa.

¿Qué nos queda? ¿La cultura?

Hombre, indudablemente nuestro sistema de pensamiento, nuestro modelo de sociedad, el arte, las reglas con las que organizamos nuestra vida o nuestra escala de valores guardan una fuerte relación con sus homónimos romanos… ¿o no?

Los expertos dicen que bebemos del derecho romano. No tengo elementos de juicio para afirmarlo o negarlo, ya que a pesar de venir de una familia de leguleyos, mi conocimiento de la materia es el propio de un analfabeto funcional. Pero es innegable que sólo por el derecho no podemos afirmar que somos romanos.

Otra forma de ver el tema, por lo que a cultura se refiere, es que más que romanos deberíamos considerarnos griegos, ya que si A es igual a B, y B es igual a C, entonces A es igual a C… ¿me explico?

Además, cabe considerar que el Cristianismo actuó en la fase final de nuestra “era romana” como un auténtico formateador de disco duro, reconfigurando un sistema cultural y de valores hasta no dejar ni rastro de lo anterior. Podemos intentar creer que el Cristianismo venía también de Roma, pero Señores, no nos engañemos, esa Roma no era ya nuestra Roma.

¿Con lo cual?

“Gracias Ramiro, por que no me has aclarado nada”, estareis diciendo a estas alturas. Pues bien, esa era mi intención: Plantearos un tema, más propio de una tertulia cafetera, que espero os anime a opinar, discutir y rebatir… si el tema tiene salsa, lo desarrollaremos en futuros artículos.

Habreis visto además que os he ido añadiendo numerosos links a artículos relacionados en este mismo blog. Os animo a explorarlos, ya que os permitirán redondear los diversos temas que he ido apuntado hoy.